Estaba aturdida,ni siquiera recordaba dónde me encontraba,no sabía qué estaba sonando,pues todo me parecía borroso y difuminado.Pedí otra copa más,me dije a mí misma que esa sería la última.Me la bebí de un trago y apareció Deb.
-No deberías beber tanto,es malo,Lee –Me dijo,mirando con cara de asco todas las copas que me había bebido.Me miró luego a mí y sacó de su cartera un billete de diez euros para pagar todo aquello.
No podía hablar,no me salían las palabras.La lengua se me trababa y mi mente ya no daba para más.Una cosa tenía clara;tenía un pedo de aúpa.Mamá nunca me habría permitido salir de fiesta,y menos probar lo mínimo de alcohol.Ella odiaba eso… Sacudí la cabeza,intentando que se me fuera su recuerdo al menos por esta noche,sin mucho éxito.
-Lee tenemos que irnos ¡ya! –Me dijo Deb,agarrándome del brazo y tirando de mí hasta bajarme del asiento.
-¿Ya? –Conseguí decirle mientras cogía mi bolso e intentaba caminar con unos tacones de infarto.Luego miré hacia la puerta y comprendí el porqué.Ahora irse era demasiado tarde.
Habían cuatro hombres dentro,buscando a alguien,luego estaban en la puerta tres más,impidiendo que alguien saliera de allí,y yo solita supuse que fuera habrían más encapuchados y vestidos de negro.Me paré en seco y Deb no se dio cuenta.Ella siguió hacia los baños,intentando esconderse,puesto que pensaría que iban a robar y podría salir herida.Pero yo veía otra cosa.Ellos no querían robar dinero exactamente,querían robar a alguien.Estaban buscando a alguien,y esos señores parecían de esos que no se van hasta que no obtengan lo que quieren.
De repente,cerré los ojos con más fuerza que nunca,me concentré en la calle y ,en unos instantes ,el ruido de la discoteca me pareció lejano.Había salido de allí bastante bien.La última vez que intenté teletransportarme sufrí daños en el cuerpo,puesto que al caer me doblé el tobillo.Me sentí orgullosa de mi misma e incluso sonreí.Pero la sonrisa me duró bastante poco.
-¿Qué haces aquí? –Me preguntó un hombre al que no había visto en mi vida.
-¿Perdona? –Me di la vuelta y vi a un hombre de más o menos mi edad,alto y musculoso.
-¿Eres Leah? –Preguntó
-¿Y qué pasa si lo soy? –Respondí,ladeando la cabeza y frunciendo el ceño.No sabía de qué iba este tío,pero no parecía nada bueno.
-Corres peligro.Si vienes conmigo puedo darte un lugar donde vivir,donde alojarte,donde puedes comer –Me respondió él.
-¿Cómo que corro peligro? Y si así fuera…¿por qué tengo que irme contigo?¿No puedo volver a mi casa? –Me estaba poniendo histérica,nerviosa,roja y de bastante mal humor.Mierda.Me estaba mareando.¿Por qué ahora?Mierda,mierda,mierda,…
Guau.¡Quiero más! Me encanta,esto promete!
ResponderEliminarEs bueno, dan ganas de seguir leyendo. Por sierto: te sigo. Si puedes pásate por el blog mio y de una amiga: http://esperandoalarespuesta.blogspot.com/
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